jueves, 7 de mayo de 2009

Que piensan otros sobre la reencarnación Parte 3

¿LA REENCARNACION ES COMPATIBLE CON LA FE CRISTIANA?

Por Pierre Descouvemont

 

Los adeptos de la “transmigración de las almas” son muy numerosos en el mundo: 500 millones de hindúes y casi 300 millones de budistas comparten esta creencia. También muchos europeos y americanos creen en la reencarnación, pero sin aceptar que su alma pueda reencarnarse en el cuerpo de un animal. Según una encuesta llevada a cabo en 1985 en 9 países de Europa Occidental, el 21% de los europeos cree en la reencarnación. Esta creencia, que se pensaba reservada a los orientales, está más difundida de lo que generalmente se cree.

 

Numerosos grupos religiosos profesan la reencarnación; estos son:

 

-La Antroposofía, fundada en 1913 por Rudolf Steiner.

-El Antonismo, iglesia de sanacion, fundada por el padre Antoine (+ 1912).

-La Fraternidad Blanca Universal.

-La Misión de la Luz divina, cuyo maestro actual es el guru Maharaji ji.

-La Asociación Internacional para la Conciencia de Krishna, secta hinduista.

-La Mahikari, secta japonesa de sanacion.

-La orden Martinista, fundada al principio de este siglo por el doctor G. Encausse, llamado Papus.

-La Iglesia de Cienciología, fundada en 1954 por Lafayette Ron Hubbard. (Dianetica)

-La Teosofía mezcla de budismo y de hinduismo, con prácticas derivadas del espiritismo y el ocultismo.

-Los Rosacruces AMORC y la Asociación  rosacruciana de Máx. Heindel.

 

VARIOS ARGUMENTOS A FAVOR DE LA REENCARNACION

 

1.- Desigualdades Naturales

     

        <<Si Mozart, a los 5 años componía músicas tan elaboradas, es porque las había empezado en precedentes vidas>> creen los adeptos de la reencarnación. ¿Por qué un niño nace mongoloide, mientras su hermano gemelo es superdotado? Esto se explica solo como consecuencia de acciones realizadas en existencias anteriores; uno debe purificarse de sus culpas pasadas, mientras el otro se beneficia de sus meritos pasados.

 

Cada acción produce antes y después su efecto bueno o malo: en el hinduismo esta ley cósmica de relación entre causa y efecto de la retribución casi mecánica de nuestros actos se llama Karma. La enseñanza de esta doctrina anima a los hombres a no ceder a sus malas inclinaciones. Quien es tentado de torturar a su enemigo debe pensar que, si cede a la tentación, será a su vez torturado. Pues, afirman sus sostenedores es una creencia que no cierra ineluctablemente al ser humano en su pasado, mas lo obliga a sentirse responsable de sus actos.

 

2.- Una posibilidad de volver a iniciar

 

Un ser humano que ha vivido poco, o que ha desperdiciado su vida, debe tener la posibilidad de recuperarla en otra existencia.

Un niño que muere en tierna edad en un accidente o por enfermedad, no ha tenido el tiempo de realizar todas sus potencialidades: es justo, pues, que pueda hacerlo en otra existencia.

Los que luego han resbalado en el alcoholismo, en el vicio o en la violencia, como Hitler, deben poderse rescatar o purificarse poco a poco a través de una serie de reencarnaciones durante las cuales comprenderán finalmente, sus precedentes errores y podrán liberarse.

 

Es inconcebible que Dios condene a las penas eternas a seres tan frágiles como los hombres. La existencia humana es demasiado breve. El hombre debe tener el derecho de equivocarse de beneficiarse, de exámenes de recuperación.

La fe en la reencarnación permite zafarse de la perspectiva terrificante de un infierno eterno.

Las almas que han vivido en el mal conocerán un solo purgatorio que se realizara en la tierra en el transcurso de sucesivas existencias.

 

3.- El Origen del alma de los neonatos

 

Es el primer argumento desarrollado por Platón a favor de la inmortalidad del alma, en el dialogo de Fedon: las almas de los vivientes no pueden venir sino de los muertos. Las almas que <<despiertan>> vienen necesariamente de aquellas que se han <<dormido>>. Platón no cree que las almas de los neonatos puedan ser creadas de la nada por una potencia divina. Según el, nada se destruye y nada se crea; el numero de las lamas es fijo e inmutable. Ellas <<preexisten>> desde siempre al nacimiento de los neonatos.

De este modo Platón explica la presencia en la inteligencia humana de ideas eternas de justicia, de belleza y de verdad. Las almas las han contemplado en una precedente vida celestial.

 

4.- La experiencia de personas despertadas del coma

 

Los occidentales que creen en la reencarnación tratan de darle un fundamento científico. Ellos presentan ante todo aquellos fenómenos que no se pueden explicar, sin admitir haberlos ya visto en otra vida. Un profesor tiene la impresión  de conocer ya una poesía que lee por primera vez; la capacidad que tienen algunas personas de entender o también de hablar lenguas que no han estudiado.

Pero hoy se cita sobre todo el testimonio de personas que, después de estar en coma profundo, se recuerdan de la extraña experiencia hecha en aquellos momentos. Estas experiencias han sido descritas en el libro del doctor Moody y mas sistemáticamente en el libro del doctor Kenneth Ring.

Sobre 100 personas interrogadas: -60 han probado una sensación muy fuerte de paz, -37 una sensación de extracorporeidad, -23 la sensación de entrar en una profunda oscuridad (un túnel…). -16 han visto aparecer una gran luz, -100 han tenido la sensación de entrar en aquella gran luz. Después de esa su experiencia, algunos de los que son despertados del coma son propensos a creer en la reencarnación. <<No concibo mas la muerte como un aniquilamiento, sino como un renacer. Morir permite renacer para conocer una nueva vida mas serena>>; <<según esta experiencia, la muerte no existe. Para mí, es solo una fase transitoria para ir a otro lugar. No se como ha de ser este otro lugar, pero se de cierto que es bellísimo.

 

5.- Algunos pasos de la Biblia.

 

Muchos sostenedores modernos de la reencarnación afirman encontrar en los evangelios la justificación de su tesis. O.M. Aivanhov, el maestro de la <<fraternidad Blanca Universal>>, ve en algunas reflexiones de Jesús y de sus discípulos la prueba de que en aquella época creían todos y que Jesús no rechaza esta creencia.

Cuando por ejemplo los apóstoles responden a su maestro: <<algunos dicen que eres Juan el Bautista, otros Elías, otros Jeremías o alguno de los profetas (Mt 16,14), prueba que algunos judíos veían en Jesús alguna reencarnación de uno de los tres personajes.

Lo mismo cuando los judíos interrogan a Juan Bautista para saber si el es Elías (Jn 1,21), o cuando Herodes se pregunta si Jesús no seria acaso Juan Bautista resucitado Mt 14,1-2).

También se apoyan en la reflexión hecha por los apóstoles a propósito del ciego de nacimiento: “¿Maestro, quien ha pecado, el o sus padres por haber nacido ciego?” (Jn 9,2).

Esto quiere decir que los discípulos de Jesús pensaban como posible explicación de la ceguera de aquel hombre una culpa cometida antes de su nacimiento…en una anterior existencia.

El mismo Jesús, -observan-, dice a sus discípulos, después de la decapitación del Bautista: <<Elías ya vino y no lo han reconocido, al contrario lo han tratado como han querido. (Mt 17,12). Y el evangelista añade: <<Los discípulos comprendieron que hablaba de Juan el Bautista>>. Y, según Mons. Andrés Lhote de la Iglesia Católica liberal, cercana a la Orden Martinista), la prueba de que se trataba de una doctrina secreta de Jesús se recaba del hecho de que el añade en un texto paralelo: << quien tiene oídos para entender que entienda>> (Mt 11,15). La misma argumentación encontramos en los adeptos de los Rosacruces quienes afirman siempre que son fieles depositarios de la enseñanza secreta de cristo, que se encontraría, según ellos, en algunas palabras de los evangelios apócrifos.

Presentan por fin algunos pasajes de las cartas paulinas: que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal “(2 co 5,10).”No se engañen; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará” (Gal 6,7). El apóstol aquí afirmaría la ley del Karma según la cual el hombre recoge en la otra vida lo que ha sembrado en la existencia anterior.

 

RESPUESTA A ESTOS ARGUMENTOS

 

Recordemos ante todo que la certeza de los cristianos sobre el más allá no se funda ni en razonamientos filosóficos, ni sobre experiencia parasicológica, sino en experiencia especialisima del mas allá hecha en tiempo de Poncio Pilato por algunos testigos. Ellos vieron con sus propios ojos, oyeron y también tocaron a Jesús de Nazareth, después de su resurrección de los muertos y aquel hombre era nada menos que el mismo Hijo de Dios venido entre nosotros para revelarnos algunas verdades definitivas acerca de su Padre y de nosotros mismos, algunas verdades completamente opuestas a las ideas que sostienen los que creen en la reencarnación.

 

1.- Estamos llamados todos a la Resurrección.

 

El cuerpo humano no es una presión de la cual el hombre debe liberarse lo más pronto, un vestido que hay que dejar cuanto antes. El esta llamado a vivir eternamente, esta hecho para participar de las bienaventuranzas eternas, debe resucitar. El mismo Hijo de Dios se ha unido para siempre a un cuerpo de carne, nacido de la Virgen Maria.

Una de las lecciones que sacamos de los milagros del evangelio es la unidad profunda en el hombre, entre su cuerpo y su alma. Jesús sana a los enfermos del cuerpo y del espíritu. Es el signo de una sanacion total del ser que va más allá de la curación de un cuerpo de carne. El cuerpo en el cristianismo no es un trapo accidental. No es posible separarlo del alma. Loa sacramentos utilizan realidades carnales: el pan, el vino, el agua, el óleo; ellos alcanzan en nosotros el elemento biológico mas escondido. Los milagros de sanacion  que encontramos en la vida de Cristo nos ayudan a descubrir una verdad fundamental: el cuerpo de cada ser humano es la manifestación visible del milagro permanente constituido por cada vida humana. Una sanacion concedida por Cristo cura un sufrimiento o un accidente de la creación, mas no cambia la naturaleza de esta creación. Cristo restituye la salud a un hombre, mas no transforma un hombre en ángel.

En el cristianismo existe un optimismo sobre el cuerpo que no se encuentra nunca en las doctrinas de la reencarnación.

 

2.-Somos objetos del amor infinito de Dios.

 

Nuestros límites y nuestras lesiones no nos impiden ser amados infinitamente por el Padre. El nos crea a todos como personas singulares y tenemos todos una vocación insustituible de vivir. En el cuerpo de su Hijo los miembros tienen funciones diversas, pero todos tienen un valor infinito para el. Esta actitud no se basa sobre “impresiones” sino sobre su palabra. Ella proclama “una ternura sin limites” para cada uno de nosotros (Sal 118,156).

 

3.-Todos debemos rendir cuentas.

 

En ella debemos preparar nuestra eternidad si fallamos en esta vida, no tendremos exámenes de recuperación, no podremos volver a empezar en otra existencia. Debemos rendir cuenta sobre el lugar que hayamos reservado al amor en nuestro corazón y en nuestras acciones (Mt 25).

 

4.-Estamos todos en peligro de muerte eterna.

 

No es posible que algunos hombres vayan con los demonios al infierno. Jesús nos pone en guardia  contra este terrible peligro. Si este peligro fuera ilusorio Jesús seria un mentiroso. La Iglesia siempre ha reaccionado contra los cristianos que no tomaban en serio la palabra del evangelio acerca del infierno eterno.

Para el cristiano, la existencia humana es dramática, ya que depende de el que logre o fracase su propia vida. Pero este pensamiento del infierno, más que traumatizar pone en el corazón del cristiano una gran confianza en Dios: cuanto más desconfía  de si mismo tanto más se refugia en su Salvador, el único capaz de curar el orgullo profundamente incrustado en el corazón del pecador. Quien no desconfía de si mismo no puede decir que pone toda su confianza en Dios; se fía sobre todo de su buena voluntad.

 

5.- Todos podremos beneficiarnos del purgatorio, si fuera necesario.

El cristiano piensa también que para alcanzar a Dios definitivamente hace falta ser puros. El cree en la existencia del purgatorio, uno de los dogmas cristianos. Sabemos poco acerca de esta purificación, pero sabemos que no se realiza en el curso de sucesivas reencarnaciones, sino fuera del tiempo.

Santa Catarina de Génova (1447-1510) ha escrito un tratado sobre el purgatorio que hace entender el ansia del alma que va a este fuego de amor para purificarse. “Dios es todo misericordia y sus brazos están siempre abiertos para acogernos en la gloria; pero la divina esencia es tan pura, infinitamente más pura de cuanto la imaginación pueda concebir, que el alma, descubriendo en si misma la mas pequeña imperfección, se lanzaría en miles de infiernos en vez que estar a la presencia de la divina Majestad. Sabiendo entonces que el purgatorio fue instituido para purificarla, entra a solas y encuentra allí esta misericordia, que es la destrucción de sus culpas. Queda el hecho de que para el pensamiento cristiano la purificación a la cual el hombre debe llegar definitivamente en la intimidad de Dios no es nunca el resultado de esfuerzos hechos con fatiga en el transcurso de reencarnaciones sucesivas. Ella es siempre un don absolutamente gratuito del mismo Dios. Y el se complace en hacer resplandecer su misericordia sanado profundamente en pocos segundos a un gran pecador. Es la historia ejemplar del buen ladrón. Si el hombre no se deja purificar suficientemente en la tierra, deberá dejarse modelar en el purgatorio un corazón de autentico niño, capaz de acoger el abrazo definitivo de Dios.

 

6.-Las lesiones físicas no son un castigo

 

No es necesario referirse a la ley de karma para explicar las desigualdades naturales. A  primera vista, los seres menos favorecidos en su nacimiento parecen victimas de una injusticia; aparentemente los minusvalidos pueden aparecer como el castigo de alguna culpa cometida anteriormente.

Pero la Biblia nos invita a superar esta primera impresión. “Los caminos de Dios no son como los nuestros” (Is 55,8), los minusvalidos, privados de salud, de dones intelectuales o manuales, pueden ser dotados de un corazón excepcionalmente capaz de amar y, por ende, realizarse magníficamente en su vida. Basta pensar en la riqueza interior que muchas veces tienen. Después de haber perdido las piernas, un niño de 6 años que también ha perdido la vista, sintió a su madre llorar cerca de su cama y le dijo: “¿Por qué lloras mama? Tengo todavía un corazón para amarte”. Murió algunos días después. ¿Acaso no estaba listo para partir hacia la eternidad?

Su corazón había alcanzado la estatura adulta, una madurez que nosotros no hemos todavía alcanzado, no obstante nuestra edad avanzada.

 

7.-Un instante de verdadero arrepentimiento puede repararlo todo

 

La concepción bíblica del tiempo permite responder a la segunda objeción, la más insidiosa de todas. Es verdad, hay jóvenes arrancados bien pronto por la muerte; es suficiente pensar en todos los Mozart asesinados por el aborto. ¿No tienen derecho de gozar otra vida para realizar sus potenciales escondidos? ¿Y los que entienden solamente tarde, en el último instante, el haber recorrido un camino equivocado? ¿No concederá a ellos Dios la posibilidad de reparar en otra existencia todos los errores y todas las estupideces de su vida?.

Pensando así se olvida que ante el Señor “un día es como mil años y mil años como un día” (2 Pe 3,8). Al Dios de la Biblia gusta quizás jugar con el tiempo cuando se trata de sanar a sus hijos en su cuerpo o en su corazón. Es la historia del buen ladrón que reparo todos los errores de su vida pocos instantes antes de morir.

Mejor aun, nosotros podemos pensar que el gesto más bello de nuestra peregrinación terrenal se cumple en el momento de nuestra muerte, cuando entramos en nuestra eternidad. Es entonces que decimos definitivamente “si” o “no” a la verdad, a Dios. Esta acción esta preparada por todas las acciones libres de nuestra vida, pero es la mas importante de todas, las resume, las retoma y hace de ellas un ramillete definitivo. Es por esto que un hombre que se suicida puede ir directamente al paraíso; mas allá de su gesto desesperado, esta la decisión de su vida. Decisión que no conocen los que le sobreviven.

 

8.- a un cuerpo nuevo, alma nueva.

 

La prodigalidad de Dios es infinita. No cesa de crear nuevos seres. A diferencia de los filósofos griegos, los cristianos creen que Dios crea a cada instante nuevas almas para animar a los cuerpos apenas concebidos. El Dios viviente es un manantial inagotable de vida. No cesa de traer de la nada almas que un momento antes no existían; almas de animales, grandes y pequeños, almas humanas.

Pero hay un salto enorme entre el alma de un caballo o de un mono y el alma, de un pequeño ser humano. Solo esta es inmortal, llamada a entrar por siempre en la danza trinitaria. La primera narración del Génesis afirma con fuerza la diferencia entre la creación de los primeros seres vivientes y la creación del hombre y de la mujer a imagen y semejanza del Creador. La misma afirmación se encuentra en la segunda narración, donde el hombre no es apagado por la presencia de los animales que están con el.

Esto no quita que el cristiano se sienta solidario con todo el cosmos y salude, con San Francisco de Asís, al Sol y la Lluvia como hermano y hermana. El espera también, con San Pablo, que la creación entera participe de la redención final (Rom 8, 19-22), con “Cielos nuevos y tierra nueva” (Ap 21,1).

 

9.-Los que despiertan de un coma profundo no regresan del reino de los muertos.

La experiencia de las personas que vuelven de “lejos” después de haber estado en un coma profundo no prueban nada, ya que por definición, ellas no han traspasado el umbral de la muerte. Los cristianos le atribuyen una importancia infinitamente superior al testimonio de los doce apóstoles que tuvieron la experiencia única de aquel que regreso de los muertos después de haber sido sepultado. Estamos nuevamente frente a la paradoja de la fe cristiana fundada sobre un acontecimiento que se realizo en la historia y no sobre una reflexión puramente racional de la condición humana, sobre la impresión psicológica del “ya visto”, que pueden tener algunas personas, o sobre la experiencia de los que se han despertado de un coma profundo.

Recordemos además que los recientes descubrimientos de la genética no confirman en absoluto las afirmaciones científicas de la creencia en la reencarnación. El código genético de cada individuo es absolutamente único, y no puede jamás reproducirse en el futuro de la humanidad. La creencia en la reencarnación desconoce la unión profunda existente entre el alma y el cuerpo y puede sostenerse únicamente afirmando la existencia de un cuerpo astral diverso del cuerpo físico disponible a nuestras observaciones.

Ya Ireneo respondía a los gnósticos de su tiempo: “Las almas no pasan a otros cuerpos; ellas conservan intacta la característica del cuerpo al cual fueron adaptadas”.

 

10.- Ningún pasaje de la Biblia prueba la reencarnación

 

Para interpretar los textos evangélicos citados arriba a favor de la reencarnación, es útil recordar que en la Biblia un personaje puede ser llegado a asumir el papel de alguien que lo ha precedido. Por ejemplo, Eliseo fue otro Elías. Así también, como precursor del Mesías se esperaba un segundo Elías, de hecho el ángel anuncia a Zacarías que su hijo “Ira delante de el con el poder y Espíritu de Elías” (Lc 1,17). Esta continuidad en la misión no exige absolutamente identidad entre los seres.

Con mayor razón Jesús no podía ser una reencarnación del Bautista ya que fue su contemporáneo. Mas un hombre supersticioso como Herodes podía ver en el poder sobrenatural que Jesús de Nazareth manifestaba una prolongación del poder que ya gozaba el Bautista.

Nunca Jesús o sus apóstoles pronunciaron una palabra que se acerca un poco a la creencia de la reencarnación.

Cuando los apóstoles sugirieron como explicación de la ceguera de un hombre nacido ciego un pecado que podía ser atribuido a el, esto no prueba que pensaran en una culpa cometida en una existencia anterior .podían simplemente pensar que esta enfermedad de nacimiento se debió, como enseñaban algunos rabinos de la época, a una culpa cometida por el mismo niño durante su gestación.

Jesús, por su parte rechaza todo nexo entre la enfermedad y cualquier otro pecado. El no menciona nunca una posible relación de causa-efecto entre las desgracias de los hombres y una mancha contraída en una vida anterior. Jesús no guía nuestras miradas hacia el pasado, sino hacia el futuro. Lo que importa es encontrarse listos en el momento de la venida de “Aquel que viene como ladrón” (Mt 24,43), listos para dar cuentas sobre como hicimos fructificar los talentos recibidos en esta vida. Al momento de nuestra muerte escucharemos la invitación maravillosa: “Ven a tomar parte de la alegría de tu Señor” (Mt 25, 21.23). En caso contrario, estarán “las tinieblas, el llanto y el rechinar de dientes” (Mt 25,30).

Hemos constatado una vez más que las certezas del cristiano sobre el más allá no están fundadas sobre experiencias psicológicas o parapsicológicas, sino sobre el encuentro, único al mundo, hecho a los discípulos de Jesús en el día de Pascua y en las pocas semanas siguientes.

La paradoja de la fe cristiana esta ligada al misterio mismo de la encarnación. Cuando el hijo de Dios vino. A este mundo acontecieron hechos excepcionales a los cuales en el transcurso de los siglos, los cristianos deberán siempre relacionarse para fundar su propia fe.

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